martes, 22 de febrero de 2011

Maldita biografía del silencio VI

El silencio es el agua que se vierte en los dedos
es el mapa que indica la distancia
es el cielo que no quiere ser el cielo
que adopta la naturaleza del fuego para parecerse al infierno 
solo por ver donde es qué el amor anda

ya no hay mas temor que el sonido del trueno
las espaldas agrietadas por las estrellas que caen en la superficie
no hay mas augurios de campanas
no hay huesos para leer en ellos las nuevas profecías de estos tiempos

morir se muere todos los días
en el diario y en el cemento
en el agua, en la sed, en los molinos y en el viento

morir se muere en las manos
cuando uno encuentra el propio rostro hundido
ahogándose en el mar mas pequeño
ese diminuto mar que es verbo
ese diminuto mar que es barca
ese diminuto mar que nace en los ojos, tibio
como un amanecer de silencios
y muere en los labios, frío
oscuro
como el dolor que lo llevo a las manos

morir se muere de sed y de lluvia
de tierra y arboles
de flores y ramas
se muere cuando un día al fin
las aves negras que antes eran mariposas
salen del cuerpo
detrás de su alma.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.