viernes, 21 de octubre de 2011

He dejado de ser una palabra.

Te obsequio mi rostro de hoy, mi línea hacia el cielo
Un pasaje de tren al Edén y una lagrima que se parece al viento
Y te doy mis papeles, todos mis documentos
Me llevo la piel, mi saco de historias para otros besos

Me llevo el duende azul que tira del cielo como si fuera un cometa para que amanezca de nuevo.
Te obsequio las dudas, me llevo la sensación de haber hecho lo correcto.

Y cuando quieras mi voz desnuda sobre los tejados, bailando en los charcos que deja la luna
Mi sombra te dirá que me he  ido donde la luz a dejado de ser una palabra para ser un paisaje que se puede respirar  con el alma y habitar como si se llegara al cielo. 

4 comentarios:

  1. Recupero mi cuerpo, mi alma y mi futuro, lo que te dí y no cuidaste.

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  2. Ay pilar, siempre tan precisa con tus comentarios :)
    te mando un abrazo lleno de afecto :)

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  3. Me encantó el poema esta lleno de magia y me transportaste con tu prosa

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.