domingo, 17 de abril de 2011

Lo que no quisiera escribir I

Lo que dejas al silencio… esa casa que abandonas sin techo para la lluvia, la encontraras desecha a tu regreso, habrás construido unas ruinas.
Lo que dejas a la sombra ese lugar que apartas del amanecer y de la luz, ese lugar que abandonas en el jardín, lo cubrirá la hierba, lo tapara la tierra, se habitara de piedras y se perderán las flores, y las aves no regresaran a él, porque cuando lo abandonas la sombra se siente su señora se siente el ama de todas las cosas solas y levanta su bandera dolorosa sobre la tierra que tu abandonas, lo que dejas a la sombra no tendrá luz.

Lo que dejas a la muerte, lo que ya no te importa, eso que ahora ignoras, es bebido por el silencio, es bebido por las horas, cuando regreses, las fuentes de la vida, los lagos, los arroyos, los ríos verdes, mansos y cristalinos, germinaran arena, arena y tormenta de su vientre claro…  nacerán nuevas piedras, y la sequia se alzara como una nube cubriéndolo todo, porque aquello que dejas a la muerte no latera vida, no respirara luz, no despertara en música.

Cuando en la puerta del mundo que hemos construido decidas apagar las luces de la habitaciones del amor, la oscuridad se convertirá en distancia, el silencio se convertirá en dolor, y allí donde estaba mi alma, tomando las manos de tu alma, ya no habrá música, no habrán aves, no habrá cielo, porque  el abismo es más profundo cuando abandonas que cuando te lanzas al amor.
El abismo es más profundo en la noche, porque las oscuridades son hermanas, y ellas hacen las maletas en esta habitación, han preparado las maletas con todos nuestros recuerdos, todos lo que ignoras y los guardan junto a mis palabras y a mi corazón.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.