jueves, 13 de enero de 2011

Edén

Aunque no lo puedas ver
Los conejos y las serpientes siempre juegan en el mismo jardín
Y aunque el conejo desaparezca
No es malo a los ojos de la tierra
Esto no es ni terrible ni es oscuro
No eres el conejo ni eres la serpiente
Eres el jardín donde las dos criaturas juegan
Una corre, salta, la otra se arrastra y zigzaguea
Detiene su mirada en tus ojos
Y avanza hasta estar enredada en tus piernas
A veces gritas porque no comprendes
A veces solo despiertas

Aunque no lo puedas ver
Pájaros y mariposas detiene su vuelo en el mismo árbol
Ese que está poblado de hormigas que lo protegen
Y el sol se zambulle en sus ramas, como un pez  de hermosas escamas
Llenando de brillos las hojas que como el agua  salpica el pez de la fuente


Aunque sostengas las manos de la noche con todas sus fuerzas veras como al llegar el día se desvanece

En el mismo jardín donde tú duermes
Duerme un dragón de terrible fuerza
Y un ángel de blancas alas y piel transparente
Ambos beben de la misma fuente
Donde el sol y el pez también se desvanecen, donde el conejo y la serpiente se reflejan
Donde tú con tus ojos naturales, buscas ver los otros espirituales que nadie cree que posees
Esos que parpadean al unisonó con todas las estrellas
Porque eres Eva
Y aunque estés condenada por el hermoso árbol, por el hermoso jardín
Por el sol, y por el dios que es el cielo reflejado en la fuente
Hay días que no te lo crees

Eres Eva, el problema es que aun no conoces el reflejo de Adán en la fuente
has visto su cuerpo caminar alrededor de tu cuerpo
Pero sientes que Adán aun no parpadea al unisonó con las estrellas
Aun no ha llegado al jardín en el que tu juegas
Y aun no lamenta su perdida.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.