martes, 5 de julio de 2011

Si fuera un poco de los otros, o de ti… me perdería

Dejo mi cuerpo una y otra vez, sobre la piedra
Los cuervos bajan, y ya saben…

Despierto y el cielo es tan parecido a como debería ser la muerte
Que decido no volver a verlo

La diosa me habla desde sus entrañas
Sangra a su madre y a sus hijas

Es triste saber que no tuve amor que vea en mi cuerpo
Algo más que piel o heridas

Cuando soy un pájaro, me gustan mis plumas
El aire entre ellas, la tierra suelta, las piedras y las ramas de aquel árbol que esta tan cerca de tu ventana…  que hasta puedo oír que sueñas siempre y cuando  no grites



Soy tan...  yo misma, que si fuera un poco de los otros, o de ti… me perdería


Te dejo mi cuerpo porque esta noche,  mi alma es inalcanzable
A veces mis ojos te pueden dar una ubicación del paisaje que vuelo
Pero no te pueden llevar ni al vuelo, ni al cielo
Ni a la voz de vida que decide callarse por falta de  oídos vivos


Ahora el paisaje respira, se puede ver en el movimiento de las ramas
La orilla cambia su forma
Mi cuerpo, cambia su sombra, mientras transcurre el día.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.