jueves, 31 de marzo de 2016

Te aterra estar sólo?



Me pesa esta casa.
Los muebles sin razón me aplastan, no sé en que momento de la vida quede atrapada en las paredes con las piernas enredadas en las cerámicas de la cocina. La humedad del techo se impregnó en mi piel, el desorden de las cajas, del armario, de la alacena, de la biblioteca, los papeles, la ropa, los libros, la basura, las palabras, los vasos, los insectos, los nombres, los hombres, la familia, todo esta confundido y enredado, todo esta sucio.

Te aterra estar sólo? Y qué si así pasa la vida? Si después de los días no hay más?
A veces simplemente la sociedad se nos pega en la superficie que también somos, porque también somos superficie. A veces se nos pega ese olor nefasto que tiene lo cotidiano y el día a día, pero al final la casa esta vacía.

Los padres mueren, igual que los abuelos, Al final los amigos a veces toman otros caminos. Los hermanos se distancian, los hijos crecen, o nunca los hemos tenido. Al final queda uno, el reflejo, la sombra, quizás el perro, la música, el libro, pero siempre uno.

Y si ella no llega? Y si él no existe?
Entonces queda uno, enredado en los recuerdos, enredado en su mundo.
Me pesa esta casa y la noche sentada en el techo, me pesa en las tripas, justo sobre los recuerdos, a lado de la nostalgia donde arde la vida.

1 comentario:

  1. No me aterra estar solo, pero cuánto sentido veo en estas palabras, porque esto pasa y a veces somos como superficies, como dices, o somos lugares. Sobre esas superficies se pueden escenificar otras historias que no alcanzamos a imaginar. La soledad también es una ilusión.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.