jueves, 31 de marzo de 2016

Tengo un corazón

Puedo arrancarme el corazón, puedo hacerlo.
Dejarlo estremecido sobre un plato y pincharlo con un tenedor para abrir su sangre, para abrir su carne.
Intento quizás de forma absurda convencerlo que es inutil que guarde tu nombre oculto en las fibras que me dan vida.

Afortunadamente soy una mujer salvaje, masticare mi corazón y tu nombre, probare que sabor tienes entre mi lengua, fundido en mi saliva. Quizás te escupa al fuego y en la huella del humo sobre el aire pueda escribir una despedida digna.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.