jueves, 31 de marzo de 2016

La tristeza del árbol

Es que nadie cuestiona el aspecto del árbol, su amanecer cansado, su aspecto trágico. Si su corteza se quiebra, si sus hojas se caen, si llora en el rocío, o si sollozando aulla en el viento de la tarde.

Si desesperado intenta desprenderse de la tierra y sus raíces agrietan el suelo de la tierra, y de las calles.
Es que nadie lo ve morir de pena, todos piensan que son estos eventos naturales.
Que es por el otoño, que fue por las tormentas, que es el sol, y las sequías, quizás alguna plaga.

Es que nadie cuestiona la tristeza del árbol, a nadie molesta, a nadie perturba, nadie se pregunta que tormentos pasa. Si quizás su corazón no encuentra alivio, si la noche es muy fría para su alma. Quizás extraña algún pájaro.
Quizás añora antiguos nidos y pichones, y semillas y frutos, y verdores sanos, limpios que musicalizaban de su frescura el aire.

Nadie, nadie, no hay nadie preguntándose que extraños misterios vibran en su madera, que susurros oye su alma. Ni con qué extrañas criaturas conecta bajo la tierra o sumergido en su silencio en el aire.
Nadie cuestiona su tristeza, ni su muerte inevitable.

Yo que conecto mi espíritu con su espíritu, yo que intento comprender su lenguaje, llevo esta tristeza que a todos molesta, porque en ella ven el reflejo de sus propias almas.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.