viernes, 8 de junio de 2012

Memoria espiritual

Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Esa que las hace llegar a tiempo a todos los cuerpos y a todos los caminos. Pero mis manos que no comprenden de estas vibraciones que siente mi espíritu, se refugian en el cuerpo, cansadas de ser aves en este instante mismo, se me han vuelto nidos.
Ahora espero que otro tenga la intuición de la muerte y de la vida, y que cansado de estar preso caiga en mis manos para ser concebido, porque nacerá de mi, como del cielo nace el astro para callar al frio y a la sombra de los árboles y  ríos. Sera un dios y un ángel, será un gran hombre y un pequeño, tan solo será un hombre y un niño.
Tengo en mi el paisaje, la palabra y el sonido, puedo callar y desaparecer y aun seguiría en este mismo sitio, al mismo ritmo.
Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Presiento tu nombre, conozco tu rostro, adivino tu energía. En algún lugar del polvo y las bibliotecas antiguas, tus ojos encontraron a los míos. En algún lugar del tiempo infinito, fuiste parte de mí, como lo fue mi padre, como lo fueron mis otros hijos. Ahora mis manos solo tienen la memoria espiritual de saber que te han conocido. 

1 comentario:

  1. Hermoso, impresionante… vos sabes que es un momento raro, como tantos otros, y volar en tus palabras me ayuda a ver todo desde lo alto.

    No sé ni qué decir pero nos estaremos leyendo. Besote, amiga.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.