lunes, 11 de junio de 2012

Hojas y plumas de invierno.

Busco la flor inalterable, la que no se preocupa por morir  y perder pétalos, esa que guarda su perfume para la última pagina de un cuento. Y me duermo observando los arboles, mientras los cristales se deshacen líquidos improvisando una lluvia interior. Siempre soy la de este lado del espejo, mientras en mis otros ojos combate el invierno a espadas de hielos cortando los recuerdos.

Hoy, escribir es darle oxigeno al lenguaje que muere.
Acariciar la humanidad entera. Susurrarle “lo sé” porque solo es necesario que alguien más lo  sepa.
Y el hombre abandona el puño, y la mujer abandona al hombre.
Y la caricia encuentra en el papel lo que la piel no puede contener.

Aunque ahora no se por quién morir, por eso moriré por todos.
A veces quisiera ser de trigo. Para hacer algún bien.


Ahora voy a morir al cementerio de todas las aves.
Mi cuerpo en el suelo se unirá a la tierra y de mis hermanas aladas y de mi, nacerá un árbol, hermoso árbol que  durante los inviernos tendrá hojas y plumas invisibles en sus ramas secas. 

1 comentario:

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.