martes, 20 de diciembre de 2011

Pregúntale al silencio a qué hora se duerme el cielo que las aves ya se han dormido en las ramas  y el sol aun está cantando su balada de demonios sobre el horizonte.
Ya la forma de la luna en su espejo agua abre el mundo de los sueños, y las alas de sus seres cristalinos iluminan el cielo. A esas criaturas las llamaran estrellas.
Pregúntale al  señor de las flores, el que vive oculto en los jardines, entre su follaje y sus esferas de polen, pregúntale de donde trae el viento esa melodía de silencios y hojas secas que pueblan mis sueños.
Pregúntale al dios del barro, de que lluvia se  hizo cuerpo. Que perfuma guarda su aliento.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.