lunes, 23 de julio de 2012

Soy el latido del mundo.



Voy  dentro de mí, viajando asía al sur,  desde la emoción.
Encuentro en mi el viajero de luz, 
Que todos llevamos esperando a despertar
Y tomo una decisión, sin saber qué es lo que  vendrá.
Morir o avanzar.

Avanzo asía mí,  camino en dirección de ti
El universo es una palabra resumible a la voz.

Cuando crees que no estoy, búscame en los arboles.
Soy mucho de mí, todo de vos.
Reflejo y color.
Como una canción, así es el camino.
A buen ritmo.
A buen ritmo.

Latido, y silencio.

Me abstraigo de todos y llego a mí.
No quieras querer este corazón, lo ha dicho Alfonsina desde el agua.
Con sus ojos oscurecidos de mar.
Voy hasta lo imposible, atravesando luz.
No quieras despertarme, déjame dormir.
Que la noche es muy profunda en los paisajes del sur.

Hay una piedra que habla, desde su textura.
Su piel me cuenta del frio, y de sus heridas.
Por el tiempo en que ella calla, los silencios se convierten en vidas.

Un grillo como una campana,  despierta el mundo.
Es el gallo más pequeño de mi mundo.
Un grillo como una campana, despierta el mundo.
Es el gallo más pequeño, para un sol diminuto.

Para los pobres nunca hay nada mejor que el amor, para sentirse ricos.
Mientras otros se desenamoran comprando el mundo.

Para nosotros  no hay armas más poderosas que nuestros propios latidos.
Oír tu pecho, saber que existes, que puedo contar contigo.
Que en la noche más profunda y quieta.
Respiraras conmigo.
Voy, dentro de mí, viajando al sur de la emoción.
Siento, vivo. 
Soy el latido del mundo.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.