lunes, 16 de abril de 2012

Común

Soy el lugar común que prefieren los hombres, un paisaje de piel y hermosura. Nadie duda en venir a visitarme cuando sonrío.
Soy el volcán y  la tormenta, y se alejan de mí las aves para emigrar en paisajes más tranquilos cuando la noche es parte de mi vestido  porque soy la peligrosa selva, la profundidad oscura, la temida bestia… luego me hago lágrimas y termino por dormir en un silencio de paisaje húmedo.
Siempre seré  la muñeca de porcelana que resiste las guerras. Y se me da por bañarme  en la lluvia del amanecer,  porque sé que el sol se ocultara  en mi desnudez de nubes. Donde van las aves voy de noche, donde van los sueños despierto. No soy ni la princesa de los cuentos ni la puta de los diarios, soy la misma que camino descalza los jardines del Edén.
Hay quienes me ven y sonríen, y llevando  las manos al pecho respiran.
Hay quienes me ven, pero no me ven.
Hay quienes me conocen. Hay los que me descubren. Hay quienes me aman desde que es luna la luna. Hay quienes me recuerdan desde antes de que los mundos existan. Hay a quienes amo. Hay a quien olvido. Hay los que me duelen. Hay los que me lastiman y hay quienes me curan.

Soy la mujer común, la que va al trabajo, la que se sumerge en la cotidianeidad de los días y sus tristezas, a veces despierto y soy más bonita, a veces simplemente soy parte de un paisaje en ruinas.

2 comentarios:

  1. Dios mío...Qué hermosura!!!


    Te envío mi abrazo.
    Dani..

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  2. Importantísimo, sab… uno de esos escritos que llevaré conmigo.



    No sabes cuan necesaria es, en un tiempo de superficialidad y competencia, esa mujer común de la que hablas.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.