lunes, 2 de mayo de 2016

Morder

Me siento frente a la ventana como si me detuviera a contemplar las sombras del espejo.
El mundo arde su rostro inútil, mientras su rostro sagrado trasciende la luz por fuera del vidrio.

Hay tardes en que siento que mis ojos no pueden contener todo este universo de contemplaciones, entonces dejo a las imágenes rebalsar en pequeñas barcas, cargando  polen de  sueños, con la esperanza estúpida de hacer algún bien.

Cierro la boca, y mi interior se asfixia, cierro los ojos y mi interior se ilumina. 
Busco el recuerdo del verde, del amarillo, de la mano de Dios mordiendo los campos, del sexo de dios inundando todo.

Aparto el rostro a la ceguera cotidiana, busco un refugio.
Es temporada de hojas secas, y duendes suicidados en ojos tristes.


Tengo el mismo apetito salvaje de siempre y definitivamente quiero morder la luna como el sol al campo, como la mano de Dios muerde los espíritus.
Quiero hundirme en su espejismo de no tener nombre, ignorar la voz de los hombres y sus palabras repetidas. 

2 comentarios:

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.