martes, 14 de febrero de 2012

Hombres alba.

Los hombres mansos del alba elevaban las manos al cielo y recibían la lluvia. Construían los ríos, guiaban a los pueblos, bajaban las banderas y subían luminosos  arcoíris. Los hombres mansos escribían en el agua y  hablaban con las piedras, caminaban al ritmo de la luna, despertaban a los ancianos, a los niños  y a todos  los dormidos. Y en las aldeas, o en las ciudades el ritual de la comida era simplemente  compartirla. Y en las aldeas o en las ciudades no era necesaria la medicina. Aquellos hombres escribían o leían pero sus  libros eran  los hermanos menores de la tierra,  aquellos que guardan las historias de su  experiencia a lo largo de la vida.
Los hombres mansos respiraban al ritmo del viento en los arboles, las estrellas guiaban sus pasos, la noche su descanso y su ritmo se renovaba con la primer luz del día. 

1 comentario:

  1. Cada vez con más fuerza pienso y deseo la idea de volver a la tierra, la necesidad de conectar con lo eterno.

    Leyendo un poquito, amiga. Besote enorme.

    ResponderEliminar

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.