No sé cuantas guerras de silencios han desatado nuestros ojos
En cuantas ramas la muerte enredo su vestido
Por oscurecer el paisaje de las aves-plumas-celestes entre las nubes
Por cuantas piedras se ahoga el espíritu del río
No sé llevar mi frente sobre las sombras de los arboles
No se dejar mi espalda firme
Mis rodillas fuertes
Mis manos convertidas en puños
Y mi silencio visual
Es la muerte de mi voz de espíritu
Y mi silencio visual
Es la ausencia de colores, de luces, de brillos
Apenas amanezco
Muero en los paisajes de una primavera que no adorna mis vestidos
Mi casa es de madera, y me espera en la tierra
Dentro solo cabe mi cuerpo, no mis latidos.
Sabina, en tu blog soy más leer que de comentar, pero hoy me traiciono en esa costumbre, para celebrar el regreso de tus palabras.
ResponderEliminarUna Tumba es...
ResponderEliminar"...ausencia de colores, de luces, de brillos..."
excelente.