lunes, 12 de abril de 2010

Para mi alivio, tu alivio.






Para mi alivio tus ojos.

Cristales líquidos

Donde zambullir los instantes dolorosos.

Los instantes de huida.

La mirada perdida del mundo.

Confundida en la altura.


Para mi alivio tus ojos.

Sostenida entre las pestañas de tu universo.

La entrada a tu mundo de criaturas submarinas.

La boca del dragón ámbar.

Que sostiene los sueños en sus molares.

El estomago profundo.

Del Dios ermitaño que escribe nuestros delirios.


Para mi alivio tus ojos de niño.

Jugando entre las ramas del árbol de los consuelos.

Entre sus frutas naranjas, y azules.

Mientras saben a duraznos el aire de tu perfume.

Para mi alivio tu centro de agua.

Portal de todos mis conjuros.

Desde donde encuentro al mundo.

La pecera de los sueños

Donde se liberan los peces que sueñan a ser niños.


Para mi alivio tu pecho.

Para mi alivio tu abrazo.

Para mi alivio el suspiro del beso.

Sobre el reflejo que la luna abandono en mi regazo.


Para mi alivio tu sueño.

Tu descanso.

Tu mente liquida.

Tus manos.

Tu espíritu de aire.

Tu perfume de agua.

Para mi alivio tu paz.

La luz vibrante de tu esfera sobre el mundo ingrato.

Para mi alivio.

Tu alivio.

Tu descanso.

Tu frente relajada.

Tu cuerpo en eutonía con los sabores del alba.

Tú bostezo a media mañana.

Tu desayuno con Ángeles.

Un aroma a menta.

Un temblor en mi mano derecha.

La herida en el pecho

Que dice que me recuerdas en este instante.


Para mi alivio.

Tu alivio.

Tu descanso.

La fuerza de tu espíritu.

La voluntad de tus pasos.

La confianza en tus actos.

La fortaleza de tu energía.

A cada respiración del cuerpo lejano.

Para dormir en tu sueño.

Entrar por la ventana de tu pecho.

Y salir despacio.

Para caerme de tus ojos un día.

Y que me encuentres en tus labios.


Descansa.

Sueña.

Perfuma.

Ilumina las oscuras distancias.

Para mi alivio, para esta sed de descanso.

Solo tu paz, solo tu suspiro despejado de los ruidos.

Distante de las sombras.

De los temores de los años.


Para mi alivio tu luz, tu sueño de alas, tu rostro despejado, tu descanso.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.