Para mi alivio tus ojos.
Cristales líquidos
Donde zambullir los instantes dolorosos.
Los instantes de huida.
La mirada perdida del mundo.
Confundida en la altura.
Para mi alivio tus ojos.
Sostenida entre las pestañas de tu universo.
La entrada a tu mundo de criaturas submarinas.
La boca del dragón ámbar.
Que sostiene los sueños en sus molares.
El estomago profundo.
Del Dios ermitaño que escribe nuestros delirios.
Para mi alivio tus ojos de niño.
Jugando entre las ramas del árbol de los consuelos.
Entre sus frutas naranjas, y azules.
Mientras saben a duraznos el aire de tu perfume.
Para mi alivio tu centro de agua.
Portal de todos mis conjuros.
Desde donde encuentro al mundo.
La pecera de los sueños
Donde se liberan los peces que sueñan a ser niños.
Para mi alivio tu pecho.
Para mi alivio tu abrazo.
Para mi alivio el suspiro del beso.
Sobre el reflejo que la luna abandono en mi regazo.
Para mi alivio tu sueño.
Tu descanso.
Tu mente liquida.
Tus manos.
Tu espíritu de aire.
Tu perfume de agua.
Para mi alivio tu paz.
La luz vibrante de tu esfera sobre el mundo ingrato.
Para mi alivio.
Tu alivio.
Tu descanso.
Tu frente relajada.
Tu cuerpo en eutonía con los sabores del alba.
Tú bostezo a media mañana.
Tu desayuno con Ángeles.
Un aroma a menta.
Un temblor en mi mano derecha.
La herida en el pecho
Que dice que me recuerdas en este instante.
Para mi alivio.
Tu alivio.
Tu descanso.
La fuerza de tu espíritu.
La voluntad de tus pasos.
La confianza en tus actos.
La fortaleza de tu energía.
A cada respiración del cuerpo lejano.
Para dormir en tu sueño.
Entrar por la ventana de tu pecho.
Y salir despacio.
Para caerme de tus ojos un día.
Y que me encuentres en tus labios.
Descansa.
Sueña.
Perfuma.
Ilumina las oscuras distancias.
Para mi alivio, para esta sed de descanso.
Solo tu paz, solo tu suspiro despejado de los ruidos.
Distante de las sombras.
De los temores de los años.
Para mi alivio tu luz, tu sueño de alas, tu rostro despejado, tu descanso.
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