martes, 13 de abril de 2010

Delirio de palabras, o solo de sueños.





Si esta noche descubro que no alcanza el mundo para expandir mi energía, y desplegar mis alas.
Si mis plumas se lastiman en las orillas del universo, si mis ojos chocan con las estrellas.
Por mirar lo que se oculta a sus espaldas.
Si esta noche en que las nubes ocultan a mi amiga esférica y pálida.
A la musa que no se reserva solo a los hombres, y que me muestra los senderos lumínicos hasta su alma.
Si esta noche consumida de abandonos, y de incertidumbres arrastradas desde mis vidas pasadas.
Descubro que en el centro de mi espíritu se desprende un sonido que todo lo despabila.
Que todo lo aclara.
Esta noche sumergida en mis delirios,
Nombrare al Dios que es mi hijo y es mi hermano, y es mi amante.
Nombrare el nombre de todas a las cosas.
Desde mi voz perfumada azul, y clara.
Y acudirá a mi boca el manantial de palabras.
Y se desprenderán de mis dedos las flores claras.
De pétalos eternos en perfume,
Que conceden deseos si los miras y escuchas su música entre cuerdas y vientos de profundas distancias.


Esta noche bajara desde mi sueño, el mago del viento, el mago del aire, el mago del tiempo, el mago de la guerra, el mago de la luz, el mago azul de las palabras.

Esta noche desde mi sueño, veré la comunión de magos blancos, de magos grises, de magos sonrientes, magos pensativos, magos tiernos, y tristes, magos del fuego y del lago, magos con sueño, magos niños, magos traviesos, de magos transparentes, magos de flores, de versos,magos de todos los rincones de los cuentos, de los reales y de los inventados.

Y veré llegar, las brujas del oeste, las brujas de la luz, la brujas blancas, la brujas de perfumes, las brujas de la noche, y las del alba, las amigas de la luna, las señoras del lago, las brujas de la distancia, las brujas de las huertas, las brujas de los bosques y las de las montañas, algunas de ellas vuelan y ríen a carcajadas, saben hacer conjuros, y disparar palabras, las brujas del agua, del fuego, del aire, las dueñas de la magia.

Y las hadas se acercaran trémulas, algunas de ellas asustadas, algunas de ellas entre sus esferas y sus flores blancas, y llegarán antes que ellas, parte de sus perfumes, sonidos de sus palabras, sabores de sus colores, luces de sus miradas, y llegaran antes que ellas, los unicornios de batalla, los caballeros guerreros, que guardan sus caminos a la magia, y vendrán los duendes danzando, con instrumentos musicales, algunos de maderas de caña y de piedra, de luces de luna, instrumentos de tibieza y de sol, instrumentos de voces, vibraciones de magia.

Y las hadas respiran su propio perfume de las plantas que las observan
De las flores que las reclaman.
Y hablan con el sonido del viento con los colores de la luz de la mañana.

Algunos dragones danzan en el cielo.
Algunas sirenas gritan y suspiran en el lago.
El árbol blanco canta.
Los peces me hacen cosquillas entre el cuello y las orejas mientras observo este sueño perfumado.

Si esta noche descubro que no alcanza el mundo para expandir mi energía.
Que mis plumas se lastiman en las orillas del universo.

Que esfera habitare en la mañana.
En que montaña haré mi casa.
A que cielo le reclamare con voz muda las razones de mis lágrimas.
A que dios de la incertidumbre me dirigiré en mis cartas blancas.

Que gitana de luna me dirá la suerte.
Que guerrero combatirá a versos por mis palabras.

Si esta noche descubro que no alcanza el mundo para expandir mi energía.
Si me muero de sed de luz de miradas,
Si me muero de sed de verdad en las tristes palabras que amontonan los diálogos comunes.
Los insultos cotidianos siempre me devastan.
Adonde voy ahora en mi procesión de sueños.
Que sendero me abrirá esta noche, en que mis pies no toleran las llamas.

Si esta noche, otra vez la música del este me despierta aun dormida.
Si desde mi sueño regreso a oír esa voz mágica.
Que haré en la mañana.
Que formas darán al mundo la arcilla de mis palabras.

Desde que tobogán soltare este ultimo intento de burbuja mágica.
A que corazón disparare esta flecha de mi esperanza.
A que luz atenderán mis ojos en la noche de su propia muerte.
Mientras agoniza su flor de la sonrisa.
Su perfuma de la brisa.
Su luz calida.

A que luz atenderán mis ojos, en la noche de su propia muerte.
Cuando mi pecho no tenga ya voluntad de elevar un suspiro.
Y mis manos ya no quieran ser mis alas.
Y la música de las lejanas tierras que me roban el sueño,
No reciben la respuesta de mis campanas.

Aun así en este delírium de palabras,
De ritmos que emergen de la música de sus alas.
Te nombro entre susurros de luna escondida entre las ramas.
Como nombran las emperatrices a sus caballeros distantes.
Como nombra la reina a su rey antes de ir a un combate.
Como nombra la campesina al obrero antes de salir al campo.
Como nombra la tierra al sol, cada que la noche cae.
Como nombra el labio al beso antes de que la música del contacto lo calle.
Te nombro con mis recuerdos de agua.
Te nombro con mis recuerdos de paisajes de luz, y campos amarillos.
Y esferas cristalinas perfumadas de bienvenida en sus cristales.

Te nombro.
Te nombro y sonrío al cielo.
Sonrío al suelo.
Sonrío al aire.
Canto en voz muy baja.
Para no despertar al hada de mi alma.
Canto en voz muy baja para no despertar a la bruja de mi suerte.
Ni al duende de mis palabras.
Para que no se de cuenta el mago del tiempo,
Que te nombro.
Que te espero.
Que te canto.
Para que no se de cuenta el mago y el dragón de las distancias,
Y me suelten un conjuro
Que rompa el puente entre nuestras almas.

Canto con la voz tan baja.
Que se confunden con mi respiración.
Los sonidos de esta melodía y de estas palabras.
De esta suerte de oración de madrugada.
De esta intención de sueño en prosa en verso.
De este conjuro blanco de palabras mansas.

Si esta noche descubro que nada es suficiente.
Tendré que hacer mis maletas imaginarias.
Y mudarme de tu pecho y de tus ojos.
A otro planeta en el que no lleguen las vibraciones de tu música en la madrugada.
Donde no se distinga tu luz aunque duermas,
Y no enciendas tus ojos, en dirección de mi mirada.
Tendré que visitar otro universo con mis alas claras.
Otros jardines con mis pies mudos de la vida.
Perfumados de nostalgia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.