domingo, 4 de abril de 2010

Ahora.







Aun no suelto la cuerda.

El cometa de mi alma.

Se balancea inquieto.

La cumbre de mi angustia es una nube pálida.

Mordida por los soles de este desierto de mares y luces.

De tu rostro.

De mi rostro.


Las campanas, aun empujan las soledades por los puentes.


Pido perdón por este disparo de palabras y de fuegos.

Pero la vida es un gran acto involuntario.

Un acto reflejo de los impulsos de nuestro espíritu.

Apresurado por nacer.

Y despega vuelo, desde las fauces más oscuras de los dragones de hielo.

Que incendian desde sus ojos azules.

Ojos negros.

Ojos de pestañas como navajas,

Que atraviesan todos los rinconcitos mas guardados de mi alma.


Te sostendré marioneta inquieta de mis temores.

Te contendré un día más en mis pensamientos.

Mi nombre arrastra su poesía

Desde muchas direcciones.

Arrastra poesías, desde los hilos de sus articulaciones.

Arrastra monstruos nacarados de amaneceres de faroles.

Arrastra fantasmas de hoteles de emperadores.


La locura es un vórtice del sueño.

El olvido una necesidad de la mañana.

La muerte es un punto y una coma al final de una frase que jamás dice lo que quisiera.


Y con todo lo que no digo, digo y callo.

Y con todo lo que siento, lleno paginas de colores y líneas onduladas.

Pero no dibujo ni Ángeles, ni pájaros.

Y no puedo encontrar las llaves para liberar los dolores de tu alma.


Y del purgatorio de los sueños.

Saldrán despedidos en los trazos de tus nuevos dibujos.

Estos monstruos que pretenden asustarme con sus caras.


Los miro.

Me sonrío.


Cuantas veces a partir de ahora.

Y a partir de siempre, a partir de ayer y mañana.

Aparecerá esta imagen en mi poesía.

Cuantas veces sabrás que es por ti que escribo.


De todo lo que he escrito, y dicho, no quito nada.

Creo que agregaría.

Agregaría las razones de mis versos.

Agregaría los sonidos de tu espíritu en las primeras horas de la mañana.

Agregaría el perfume de tu voz en la última hora

Antes de que la dama del sueño juegue contigo

La danza de contar hasta tres y que te encante dormido.

De todo lo que he escrito y dicho.

No quito nada.

Creo que agregaría.

Los dibujos de tu rostro entre las páginas.

La forma de tus manos en el aire.

El modo de recortar luces desde tu mirada.


La sensación prematura del olvido mordiendo mis talones descalzos.

Mi necesidad de llorar, y de no encontrar las lágrimas.

Mi canción inquieta a mitad de la calle,

Mis dolores a mitad de un sueño.

El fantasma del pasillo que nos visitaba sin descaro.


De todo lo que he escrito, y dicho no quitaría nada.

Hay un vacío en mis costados.

En mi izquierda hay un frío de invierno amanecido de distancia

En mi derecha un vacío de luz de ventana.

Un hogar que me recibe con anécdotas de la rutina.

Mi alma tratando de huir en el primer hueco de las persianas.


No puedo evitar este disparo.

Pido perdón por ello.


Pero sabes que disparo entre risas.

Y con la voz cambiada.

Y que salto baldosas del sueño, mientras me olvido de los números

Que suman las veces que no he dicho, y he dicho lo que ya estaba en mi mirada.


Después de todo.

Y como antes.

Ya sabia de estas cosas antes de enfrentarme a los sabores de tu espíritu.

Después de todo.


… el final siempre suena a una coma y a un punto al final de una frase

Que no dice lo que mordía mi labio mientras te alejabas.


Retorno al dolor sin espectro.

A la angustia sin llanto.

Al amor con motivos de sobra.

Con nombre y apellido.

Retorno a la distancia.

Al cuento.

Al dragón.

Al mago.

Al hada.

A un lugar amable de campos con árbol y lago.

Y un puente rodeado de plantas enredaderas de flores azules.

Que suavizan la soledad empujada por las campanas.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.