miércoles, 24 de febrero de 2010

Me falta alegría


Voy a la alacena

Y me preparo un submarino.

Le sonrío a la taza,

Que me mira con cara de sorprendida.

Por mi sonrisa.

El azúcar me advierte

Que es perjudicial para mi salud.

El chocolate se hace el tonto,

No me dice nada.

Le encanta deslizarse por mi boca.

Me falta alegría,

Salgo hasta el jardín arrastrando mucho los pies,

Y mi perro al ver, que camino así

Comienza a masticarme las botamangas.

Entonces me empiezo a reír.

Me falta alegría,

Salgo a la vereda y charlo con mi vecina,

Le pregunto sobre el clima,

Y después le cuento… que una planta de cedron acaba de morir.

Escucho un violín que viene de mis manos

Las acerco a mi boca y los calmo.

El violín se calma,

Mis palmas suenan a comparsa sobre mi pecho.

Hago un bailecito muy gracioso en el patio.

No hay música solo mis talones en el suelo.

Nadie en mi barrio se sorprende por mi baile.

Seguramente en unos años.

Me nombran la loca de la esquina,

Y yo seguiré con mi sonrisa.

Mientras las tazas… me miran sorprendidas.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.