Voy a la alacena
Y me preparo un submarino.
Le sonrío a la taza,
Que me mira con cara de sorprendida.
Por mi sonrisa.
El azúcar me advierte
Que es perjudicial para mi salud.
El chocolate se hace el tonto,
No me dice nada.
Le encanta deslizarse por mi boca.
Me falta alegría,
Salgo hasta el jardín arrastrando mucho los pies,
Y mi perro al ver, que camino así
Comienza a masticarme las botamangas.
Entonces me empiezo a reír.
Me falta alegría,
Salgo a la vereda y charlo con mi vecina,
Le pregunto sobre el clima,
Y después le cuento… que una planta de cedron acaba de morir.
Escucho un violín que viene de mis manos
Las acerco a mi boca y los calmo.
El violín se calma,
Mis palmas suenan a comparsa sobre mi pecho.
Hago un bailecito muy gracioso en el patio.
No hay música solo mis talones en el suelo.
Nadie en mi barrio se sorprende por mi baile.
Seguramente en unos años.
Me nombran la loca de la esquina,
Y yo seguiré con mi sonrisa.
Mientras las tazas… me miran sorprendidas.
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