La noche abre sus ventanas.
No le teme a la oscuridad.
Ella es eterna.
La noche despierta.
Me acurruca en sus amores de violetas.
Enredadas entre mis piernas.
La noche despierta.
Recibí tantas caricias del aire este día.
Quizas fue solo el viento.
El viento inquieto ente mis dedos.
Entre las ondas de mi cabello.
La noche despierta.
Emana de mi boca su propio aliento.
Me besa.
Me dejo besar por la noche.
Por las soledades y por las tristezas.
Siempre lo pienso.
Tengo una boca.
Que es presa fácil de las emociones.
De las violencias.
Mi boca no es de fresa .
No es de limón.
No es de duraznos
Mi boca no es kiwi.
No es flor.
Mi boca es noche.
Es cueva.
Es profundidad.
Es diadema.
Es un lago.
Donde el pez de mi boca juega.
El noche despierta.
Gira.
Hace remolinos.
Con su vestido de ausencias.
La miro.
Me siento en el suelo.
Le brotan estrellas.
Desde las plantas de los pies.
Desde los dedos de sus manos.
Le caen insectos de luz.
Que también bailan con ella.
Es un hermoso remolino.
De oscuridad.
De brillo.
Desata sus pliegues oscuros sobre el cielo.
El sol calla.
Se traga sus ideas.
Se sumerge.
Aguanta la respiración toda la noche.
Hasta flotar de la línea de fuego.
La noche se acerca a mis cabellos.
Me hace unas trenzas.
Me deja unos insectos.
Para que me coronen de sueños.
La miro.
Busca mi boca.
Se la entrego.
Las dos tenemos peces y silencios.
Desde mi vestido la observo.
Desde mí vestido de sombras y de espuma
Y de flores violetas.
lunes, 15 de febrero de 2010
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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.
Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.
Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.
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