jueves, 25 de febrero de 2010

Hace frío en algún lugar de mi cuerpo


Nada fuera de lo normal.


Me miro el despeinado que llevo en las vidrieras.

Mis pasos molestan a las hojas que duermen en el suelo.


Mis brazos a veces en los bolsillos.

A veces jugando en el aire.

A veces salto las baldosas.

A veces me detengo si me atrapa algún aroma.


Veo loros en las palmeras de la plaza.


Me río.


Pienso.


…loros.


…palmeras.


Camino nuevamente.

Sigo molestando a las hojas

Que duermen en el suelo.

Entre ellas duermen los duendes.

Por eso no quiero pisarlas.

Las voy a arrastrando.

No quisiera pisar ningún ser mágico.


Nada fuera de lo normal


Hay abejas cuando llego a mi patio.

Mi perro no sabe si ladrar o llorar.

O seguir persiguiendo su rabo.


Ahí… frente a la puerta


Nuevamente… dudo.


Decido no entrar.

Me voy de paseo por mi mente.

Y por mi barrio.


Un rato más.


Un día más

Una vida más.


Ocupo mi cuerpo con estas sensaciones, de verano viejo.

Verano gastado.

Verano vencido por su propio sueño.


Hace frío en alguna parte de mi cuerpo.

No se si en mis dedos.

O en mi pecho.

Hace frío en alguna parte de mi cuerpo.

En algún lugar del mundo o en muchos esta lloviendo.

Como llueve en mis pensamientos.

Como llueve en mis recuerdos.

1 comentario:

  1. Pura belleza y mucha magia en sus palabras. Certeras palabras siempre universales… todas las partes del mundo, todos los pensamientos, todos los recuerdos.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.