No soy una ventana, no soy el cielo.
No puedo llover y aliviar mi peso.
Pero quisiera, con palabras simples hallar la llave.
Abrir la puerta, y liberarme de mí por completo.
No soy una ventana, y aunque te vea detenido en la vereda, no puedo abrirme y mostrarte el desorden de esta casa, el polvo en los muebles, los platos en la mesa. La ropa que cayó de mí, como hojas secas. Ni el dolor de toda mi vida en el cansancio de mi cuerpo.
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