domingo, 22 de julio de 2012

Desvanecida

Cada vez que pierdo las palabras, no reniego del silencio pues se parece a la música del mundo.  Aun así trato de atrapar las alas del viento, el pálido animal que se zambulle en el aire, rozando el delirio de la razón y  los sueños.
Y el animal despierta, porque viajaba dormido. Y el animal despierto, sonriente  me pregunta: ¿quién  fui  antes que jamás como ahora en mi había oído,  tan maravillosa voz como ésta música?.

Recortaría el reflejo de mis ojos en las noches tristes, para dejar de escribir poesía.
Recortaría  el reflejo de mis ojos cuando contemplo los  jardines, y el ritmo de mi paso, se mese de la misma forma que las ramas secas y que las ramas vivas.

Un poco mas desnuda ando ahora, que cuando no tenia cuerpo.
Los dolores  traspasan mi piel, saludan a mis vecinos.

Quiero hacerme  de espuma,  y que un gigante sople en mi cuerpo de nubes para desvanecerme del paisaje, como lo hace el vestido oscuro de la noche, desvanecido en la mañana sobre el cielo.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.