Cada vez que pierdo las palabras, no reniego del silencio pues se parece a la música del mundo. Aun así trato de atrapar las alas del viento, el pálido animal que se zambulle en el aire, rozando el delirio de la razón y los sueños.
Y el animal despierta, porque viajaba dormido. Y el animal despierto, sonriente me pregunta: ¿quién fui antes que jamás como ahora en mi había oído, tan maravillosa voz como ésta música?.
Recortaría el reflejo de mis ojos en las noches tristes, para dejar de escribir poesía.
Recortaría el reflejo de mis ojos cuando contemplo los jardines, y el ritmo de mi paso, se mese de la misma forma que las ramas secas y que las ramas vivas.
Un poco mas desnuda ando ahora, que cuando no tenia cuerpo.
Los dolores traspasan mi piel, saludan a mis vecinos.
Quiero hacerme de espuma, y que un gigante sople en mi cuerpo de nubes para desvanecerme del paisaje, como lo hace el vestido oscuro de la noche, desvanecido en la mañana sobre el cielo.
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