sábado, 24 de julio de 2010

Para entrar en mi sueño.


No pidas ni mis senos
Ni mi cielo
Esta noche a penas si llegas a mis rodillas
No seas ingenuo, no pretendas mis labios
El murmullo de la muerte no se parece a un insecto
Si eso regresa a molestarte
Le das un solo cachetazo
Y veraz como muere ese maldito mosquito ermitaño

No me pidas las flores del deseo
La playa de mi cuerpo no te esta esperando
Puedes morir o vivir suplicando
Pero no dejare que alivies tu marea en los bordes de mi cuerpo

En las esquinas de mi alma
Habita otro gran insecto que  hace grandes banquetes con seres como tú
Que pretenden morderme los sueños
Lamerse la sed de mi cuerpo
Dibujar su cuerpo sobre la superficie de mis  manos


Aquí, en este cuento no hay lugar para hombres
Solo espero un príncipe, un dragón
Un duende
Un caballero dorado
Una serpiente que adorne mi columna
Un pez que circule mi cuello y mi vientre
Por los deliciosos ríos que la inmortalidad me ha dado
Y tú, si sólo eres un hombre
No insistas en llegar a mi sueño
A mi nube
A mi nave de espumas y cristales de insectos extraños
Solo puedo darte la piel de la mujer que soy
Cuando habito el mundo de los vivos
Cuando camino el suelo de los mortales
Cuando cuido mi jardín, cuando voy al trabajo
No serás el hombre de mis sueños
No llegas a las rodillas del ser que soy cuando estoy soñando
Puedes ser el que duerme en mi cama
El que vive conmigo
El que me muerde o me besa a diario
Pero si no eres un ángel, un brujo o un dios
No entraras en mi sueño
Debes elegir un personaje antes.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.