jueves, 8 de julio de 2010

Apaga la luz del ruido


Mientras desciendes por mi cuello
Te daré la luna dormida de mi boca
La soltare en el aire como un ave de deseos
También dejare que germinen desde tus cabellos
Los dragones de mis dedos por tu espalda

Apaga la luz del ruido
Que todo sea un silencio de almas
Que tus manos me recuerden el barro de los principios
Devuélveme al fuego
A la piedra blanca que alumbra nocturna de besos
Desde tus gemidos de agua

Enséñame del ritmo de tus jadeos
Dale un propósito a mis uñas claras
Que mis dientes sean los bordes de un sueño
En los que despiertas tu madrugada

Refúgiame entre tu pecho
Entre tus brazos
No dejes que me quiebre la noche
Y los susurros de la distancia.

2 comentarios:

  1. Entre lunas y lapices azules
    que surgen de tus cabellos
    por la noche dormida
    adentro tuyo despierta
    la mujer de agua
    la del vientre
    que funde
    la laguna de hielo
    y descubre
    el centro de llamas
    que es tu nombre
    savia que emana
    de tus pechos dulces
    la cornisa que dibuja
    tus sentidos
    cuando alfarero
    de tu cuerpo
    reconstruyo
    una a una tus costillas
    las vertebras dulces
    de tu espalda y seguir
    llamandote mia
    cuando en mi espalda
    tu dibujas el nombre
    impronunciable.

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  2. Gab, tus palabras son inmensas, y las tomo como mías, un gran regalo amigo, es siempre bueno encontrarte por aquí.
    Besos.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.