lunes, 5 de julio de 2010
Cuando las estrellas caen
Cuando solo escucho el golpe de las teclas
Pero no la música
Cuando veo el jardín
Pero no siento el perfume
Cuando caen las estrellas
Pero no tengo deseos
De cerrar los ojos y contar hasta tres
Y de que se encienda el mundo
El cielo el barro y el cemento
Juegan en una copa que se rompe
Por la presión de las ausentes caricias
Cuando la boca del astro se seca de llamas
Cuando la luz del cielo es un reflejo de luna herida
Sangra la noche su musa de granito
Y convierte todos los nombres de los amores en humo
¿Dónde dirijo mi barca de letras?
¿Dónde refugio mis ojos dormidos?
Para no tener pesadillas de vida que no me alcanza
Para volar en las alas de las aves azules
Que fragmenta mis sueños
Convirtiéndolos en semillas
Cuando tu voz es un trueno que se aleja
Cuando mi cuerpo es un lago que te espera
Cuando la luna es una marca en mi espalda
Esperando el pez de tus manos
Para dormir su vida
¿Dónde esta en esos momentos el ángel de la muerte?
¿En que jardín, en que parque
Crece el árbol de la vida?
¿Porque estas flechas se hunden en mi cuerpo
Cuando la distancia es un cabello de luna
Marcando kilómetros de muerte en vida?
Porqué mi boca no anida abejas
Porqué mis manos no arrullan más libélulas
Porque se caen mis alas cristalinas
Porqué mi voz no es la del agua
Que beben tus oídos
Porqué no soy el hada que baila en tu ventana
Hasta que quedas dormido
Porqué no te alimentas, no te nutres
No te incendias de mis gemidos
Por mi mano no es tu caricia preferida
Porqué mis dedos no son los duendes
Que juegan con tu cabello
Porqué mis dedos
No son tus criaturas favoritas
Y ahora que mi labio es un herida en mi rostro
Y ahora que la muerte
Es una sombra de invierno en la ventana
Y ahora que la vida es una carta muda de poesía
¿Dónde están las hadas?
¿Dónde esta el perfume de las nubes?
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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.
Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.
Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.
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