jueves, 17 de febrero de 2011

... despedirse lentamente hasta el final

Los días pasan, y pierdo los labios
El cabello se cae y es una ola del mar que desvanece
Pasan los días y pierdo los dedos
En ellos los sueños que hilaba se apagan como el fuego

Y un minuto más pasa
Y pierdo los dientes, la mandíbula, el cuello
Mi cintura desaparece
Mis caderas se desmoronan y vuelan como arena
Y un día más llega
El sol bosteza sobre mis huesos
Y los incendia
Mi voz procura un grito y al entrar en contacto con el aire
El silencio la devora como si fuera un sapo comiendo un insecto

Tú avanzas y no percibes
Ya estoy destruida
En el aire y el suelo
He desaparecido a tus ojos aunque me tengas enfrente
Si no me nombras no sueño
Y día a día desaparezco.

4 comentarios:

  1. Inmensa amiga… Eterna Sabina. Abrazo enorme.

    Puro y contundente su desaparecer en letras.

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  2. y cuando te des cuenta será tarde, no se puede recomponer la nada.

    Un abrazo

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  3. No se pueden gritar los silencios, es cierto Pilar.
    Gracias por pasar a oír estos gritos.

    Un abrazo grande.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.