Estos son los días de los pies descalzos y de las manos lluvia, de los ojos soles de nuevos días, de la luz en los hombros de pétalos amarillos, de los caramelos de limón de los jardines olvidados. Son los días de los labios perfume en los labios agua , de las manos que aletean tratando de desprenderse de los brazos, estos son los días de los silencios dragones del fuego callado, del rio que baila sobre los paisajes como una serpiente de liquido reina de vida y de magia.
Es el tiempo en que las brujas despiertan de las montañas, es el tiempo en que las piedras recuerdan que son tortugas y luego regresan a dormir otro par de años, es el tiempo de los marcianitos sobre los tejados, de los astronautas de sueños perdidos de lunas sobre los libros de cuentos que aun no nos han contado, simplemente porque no los han inventado. Este es el tiempo azul, es el tiempo verde, es el tiempo de los caballeros dorados, de los caballeros blancos, de los hombres simples, de los niños magos, de las hadas de los zapallos, de las hadas de las ventanas abiertas, de las hadas de las ventanas cerradas. Es el tiempo de las princesas sin sapos, de los dragones sin cuento, de los dragones libres y volando, de los duendes dormidos en los jardines de los extraños. Este es el tiempo de pasear por las nubes, de pintar usando los dedos, de jugar usando los labios. Es el tiempo de hablar de los ojos de la luna, de los lobos y los valles. Quizás es el tiempo de los cuentos inventados.
De contar como un ave se ahogo en el aire y de cómo un pez se ahogo en el agua, de cómo una silencio se convirtió en nube. De cómo un ruido es una tormenta que deja ciegos a los arboles.
Mientras es el tiempo de todo solo pienso, busco, invento de qué tiempo son estas palabras.
Bostezo y la luna, me sube a su lado, me muestra como los lobos la persiguen desde hace miles de años, como algunas panteras duermen en los arboles, me muestra el disfraz del sol, que se convierte en un animal con melena para vigilarla de noche, me cuenta la verdadera historia de las sirenas de los lagos, criaturas que no parecen mujeres, son como simples peces dorados, que de vez en cuando vuelan entre los árboles. A veces mientras bostezo la luna me da su ser para ser como su cuerpo de piedra blanca y el sol comienzan a buscarme, esas noches no duermo, espero en los arboles, que el sol abandone su disfraz de melena, y aparezca en el paisaje.
Este es el tiempo, de la selva que nace de las manos, de los ríos que nacen de los labios, de las letras que cuentan historias que nadie había contado.
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