viernes, 28 de enero de 2011

Aunque no sea tarde, siempre es de noche en mis labios

En alguna habitación fría
Mi voz cambio
Y fue tan parecida al viento
Que los arboles creyeron que se acercaba la lluvia y  se estremecieron


En alguna habitación fría
Mi rostro se convirtió en la tierra seca
Un lugar donde los ríos no se arriman
Un lugar donde las nubes no descansan del cielo

En algún lugar de mi pecho
Hay un ritual de cemento
Solo calles vacías y  callejones que no llevan al olvido
Que ni siquiera llevan a la muerte

En algún lugar de mis manos estaba la flor de la alegría
En algún lugar de mis ojos habitaba  la luna
En algún lugar de mis labios estaba la poesía
En algún lugar de mi cuerpo estaba el  templo de tu amor
En algún lugar de mi nombre estaba tu cielo y tu mar callado
y tu paisaje en calma y el jardín donde hacíamos el amor

Ayer no supe si era  el invierno o el verano
O si  era el infierno lo que se abría a mi paso
O si sólo se había desgarrado el suelo
En algún lugar de este paisaje de fuegos

Ahora lo veo, es que hay un árbol que me espera
Y está lleno, lleno por completo  de pajaritos pequeños
Algunos de ellos  aún no saben volar
Solo saben ser ansias, picos  y plumas

En algún lugar del paisaje esta el silencio
Unas vías muertas
Una estación vacía
Un casa abandonada por sus dueños

En algún lugar del cielo este ese pequeño brillo que todos buscamos algún día
Estrella, cometa, nave que nos rescate
De la mierda que vivimos todos los días

Pido deseos a una maquina que solo escribe mis tonterías
Rezo a los santos que solo existen en sus cuerpos de yeso o de arcilla
Me lamento por mis penas por los muertos que aun no han sido y por los otros que recuerdo todos los días
Todos los mares me quedan lejos
Es difícil ahogarse entre los barcos antiguos, esos que fallaron en sus coordenadas y jamás dieron al cielo
Solo al naufragio del infierno marino
Allí quiero dejar mi cuerpo
Que mi alma aprenda a nadar si es que aun cree en la vida después de la vida
Y que busque en qué lugar perdí mi reflejo
Porque esto que soy ya no es lo que siempre he sido.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.