De la misma forma que las nubes abren su tormenta y su tambor de ruidos golpeando el cielo con sus ojos luces. De esa mima forma se abre el silencio sobre los labios, como la lluvia que humedece y perfuma dolores desde la distancia.
No sé porque es otra vez es el silencio, la frase repetida en mis poesías, será porque es el mismo dolor que martilla mis costados, pero no soy madera y aunque se lo grite a los clavos, a ellos no les interesa mientras puedan atravesar mi carne y sentir como me penetran con su acero violencia, y sentir como me desgarran año tras año, malditos como los recuerdos que no marchitan sus dolores y que se renuevan en los silencios de todos los labios. Aveces sólo me pregunto: ¿Será el dolor el amanecer de la lluvia levantándose en el alma, y será el silencio la única caricia de la mirada de la distancia?
Anochezco, como si mi piel se agrietara igual que la corteza de un árbol, mis brazos siempre lo intentan, convertirse en ramas, para que las aves que dibujan mis dedos encuentren el nido que no esperaban.
Anochezco, mi rostro se oscurece y mis parpados bajan como la luz de los paisajes.
Mis piernas se quiebran por el peso de este mundo que ya no puedo sostener que ya no quiero sostener.
Anochezco, mi madre espera en su luna, mi padre en su infierno, mis hermanos están tan callados que si continúan fingiendo no tener lengua, se los llevara el viento, como el polvo de lo que fueron.
Anochezco, estas estúpidas palabras son prueba de mi fracaso, no he podido ser el día, un día completo.La luz es muy costosa entre las sombras de mis espectros, ya no sé porque me besan las manos, ni de dónde vienen los lamentos, si de las nubes tormentas, o del interior de mi cuerpo.
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