No quería llorar, nunca quiero. Pero hay algo que empieza a explotar por dentro y estalla desde los parpados.
La verdad no quería llorar, ni sostener mis manos en el viento, agitando la despedida.
El insomnio otra vez se desfigura sobre mi rostro me muestra la potencia de sus gritos en mis oídos internos,
otra vez no podre dormir.
Otra vez el techo de mi cuarto recibirán las imágenes de mis ojos, mi pantalla gigante y personal que me secuestra de mis propios miedos y me los pone a bailar entre las luces las sombras y las manchas de humedad.
Si estas detrás del espejo que no me refleja, el oscuro cristal que no me mira.
La soledad deja su boca abierta, y yo como una mosca inquieta me acuesto a descansar sobre su lengua… y la vida va, una imagen sobre otra imagen, un silencio sobre otro silencio.
Melodías amarillas de mi carta astral.
El techo no responde con otros sonidos mas que los de la lluvia, el viento solo juega con las ventanas.
Mis persianas son mágicas, atraen a los espíritus de niebla.
Los duendes tejen sus zoquetes de colores en los cordones de mi vereda.
Tengo que dejar de soñar, pero mis ojos aun no se cierran, aun estoy sobre mi techo y mis nubes, buscando preguntas para las miles de respuestas que me vienen del desvelo.
Me envuelve como magia lo que leo en este blog... me gusta mucho! saludos!
ResponderEliminarmuchas, muchas gracias, es muy bueno saber eso, dan ganas de seguri compartiendo cosas.
ResponderEliminarun abrazo enorme.
Sabina
un texto que nos identifica cuando el techo nos aplasta con soledad.
ResponderEliminarbesos