sábado, 9 de junio de 2012

... a tiempo

Todas las noches, me mudo del cuerpo. Viajo al silencio.
Allí… una vibración eterna me guía,  marcándome los pasos y los sueños. Por ella se cuando despertar o dormir.
Entre las nubes no percibo mi forma, soy un poco de oxigeno y un poco de luz.
El árbol se refleja en el agua y se recuerda, y me recuerda.
Lo veo reflejarse y te recuerdo a ti.

Todas las noches abandono este paisaje, al cerrar los ojos el mundo se invierte o se endereza. 

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.