Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Esa que las hace llegar a tiempo a todos los cuerpos y a todos los caminos. Pero mis manos que no comprenden de estas vibraciones que siente mi espíritu, se refugian en el cuerpo, cansadas de ser aves en este instante mismo, se me han vuelto nidos.
Ahora espero que otro tenga la intuición de la muerte y de la vida, y que cansado de estar preso caiga en mis manos para ser concebido, porque nacerá de mi, como del cielo nace el astro para callar al frio y a la sombra de los árboles y ríos. Sera un dios y un ángel, será un gran hombre y un pequeño, tan solo será un hombre y un niño.
Tengo en mi el paisaje, la palabra y el sonido, puedo callar y desaparecer y aun seguiría en este mismo sitio, al mismo ritmo.
Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Presiento tu nombre, conozco tu rostro, adivino tu energía. En algún lugar del polvo y las bibliotecas antiguas, tus ojos encontraron a los míos. En algún lugar del tiempo infinito, fuiste parte de mí, como lo fue mi padre, como lo fueron mis otros hijos. Ahora mis manos solo tienen la memoria espiritual de saber que te han conocido.
Hermoso, impresionante… vos sabes que es un momento raro, como tantos otros, y volar en tus palabras me ayuda a ver todo desde lo alto.
ResponderEliminarNo sé ni qué decir pero nos estaremos leyendo. Besote, amiga.