miércoles, 27 de junio de 2012

Realidades I

A la princesa se le acabaron las palabras. Y ahora no encuentra consuelo.  Por eso siembra tormentas. Tormentas grandes, gigantescas tormentas, tormentas que en realidad no quisieron ser tormentas, solo nubes gigantes parecidas a ballenas.
Pero a ella se le acabaron las palabras, y por no poder decir lo que ocurría en sus manos, y en su mente, castigo a los arboles negándole sus ojos, dio la espalda al bosque y  a la ventana y al espejo, durmió profundamente.
El sueño de una niña que ya no tiene palabras, es blanco, con aves blancas que apenas se perciben, es un capricho del arte moderno, y del arte muerto.
A la princesa se le acabaron las palabras, ahora se la ve tejer una pequeña red. ¿Qué hará con ella? Ella misma  se pregunta en su mente, pero su ser no le da respuestas, ya nada se anticipa para ella.

Por suerte a mí,  no me sucede lo mismo que a ella, no necesito de palabras ni de redes. No me alimento de alegrías ni de tristezas. Tengo mi espíritu libre  en el árbol más cercano a mi cuerpo. Escribiré una historia que me endulce la noche, luego iré a dormir y soñare peces. 

sábado, 16 de junio de 2012

...

De qué va esto?
Tú lo sabes?
Hay quienes hablan del aire, y de la voz humana como si fueran resumibles a la tinta o al papel. Como si un libro pudiera contener la historia del mundo entero.
Mientras otros con la mirada lejana lo abarcan todo, todo lo simplifican. Y se embellece el paisaje con su contemplación muda.
Quiero encontrar un hombre que observé al mundo como si lo amara
Quisiera conocer un hombre que habite el mundo sin hacer ruido, solo música. Rescatando de los paisajes como de un estanque los instantes más hermosos. La luz. Los colores, los amantes, los niños, los silencios.

Es la hora de siempre, es el día de siempre, es el mundo de siempre.
Tengo la nostalgia de siempre ronroneando como un pequeño animal salvaje que se amansa en mi pecho, y ya no temo, no tengo miedo.
Solo quiero respirar y sentir que no hay nada que pueda perder o lamentar jamás.
Quisiera encontrar un espíritu que quiera jugar en los arboles con mi espíritu de viento.

A veces la soledad es un silencio y otras el ruido de una ciudad ciega.
Me aturde esta soledad, me hiere. Me recuerda que ya estoy perdida del mundo, por elegir el camino correcto.
Y la maldita metáfora, me da un lenguaje particular que solo aquellos que como yo se pierden, comprenden.

miércoles, 13 de junio de 2012

No escribo

No escribo porque tenga sed, o esté muriendo. Tampoco lo hago para describir las formas de la lluvia, o  de los hombres. No pretendo desnudar mis emociones, ni esconderlas. No escribo para los ojos, ni para las manos, ni para los libros, ni para otros que también escriben. Escribir en mi, solo es algo que sucede, como la vida.

A veces sostengo las alas de las libélulas antes de que se desprendan de mi mente.
A veces despierto en el jardín que siempre sueño, luego me rindo al cansancio de mi cuerpo y el despertador me inunda de malas decisiones, entonces tengo que despertar, ir a trabajar y abandonar mi sueño.

No escribo porque quiera alcanzar lo inalcanzable.
La verdad es que no escribo de ninguna manera.
A veces solo soy testigo de esta danza que ejercen mis dedos sobre las letras.
Algunas se deslizan por los hilos sagrados, descienden de lo profundo de mis venas.
A veces sostengo una metáfora por sus alas, como lo hago con las libélulas, pero pierdo fuerza al sentir como su naturaleza se sumerge en mi naturaleza, y la suelto.
La metáfora choca con el aire, como si lo hiciera con un muro transparente y luego desvanece.
Ese sonido lo traducen algunas frases  de mis letras.

No escribo para llegar a ti, eso es una consecuencia directa de haber llegado a mi.

Escribiendo puedo caminar por el universo, y las palabras van trazando caminos, poco a poco me elevan y me sumergen.
El todo, la nada, tú y el mundo entero habitan en ellas.
A veces me quedo ciega, y el intentar habitar la oscuridad me lleva a plantar estrellas, no las veo, pero su resplandor es tibio y agradable. Por ellas sé que lugar es bueno, cuando quedarme quieta, cuando avanzar.
Escribir es sembrar un camino para andar o tejer una red que nos sostiene. En la oscuridad universal, todos nos encontramos gracias a nuestras letras. 

martes, 12 de junio de 2012

Paisaje.

Todo lo que respira es eterno. Aunque luego muera por un tiempo. Ya verás nacer nuevamente mi espíritu en la luz de la siesta, como esa misma que ahora,  cruzando las hojas de los arboles se zambulle entre las ramas para perderse en los claros de luz del suelo.
Todo lo que respira es eterno, mi madre respira en la cocina, sus manos me duelen, pero ya han hecho canciones sobre ese tema. Su cuerpo me duele,  y para esos dolores no hay remedio.
Todo lo que respira viaja hasta el fondo de sí mismo, reconociendo los cielos interiores, perdiéndose en las nubes mientras se elevan.
La flor respira en el agua, ya ha caído, se descompondrá. Perderá el color y la forma, se reafirmara su perfume. Ingrávida sobre el reflejo del agua se unirá a la luz por completo.
Desde mis ojos el mundo respira, inhalo su energía, exhalo su energía. Los ríos internos en mi se rebalsan desde mi sombra que decide desaparecer en el verde. Lejos, muy lejos, en otro cielo tú. Ingrávido, respiras. 

lunes, 11 de junio de 2012

Hojas y plumas de invierno.

Busco la flor inalterable, la que no se preocupa por morir  y perder pétalos, esa que guarda su perfume para la última pagina de un cuento. Y me duermo observando los arboles, mientras los cristales se deshacen líquidos improvisando una lluvia interior. Siempre soy la de este lado del espejo, mientras en mis otros ojos combate el invierno a espadas de hielos cortando los recuerdos.

Hoy, escribir es darle oxigeno al lenguaje que muere.
Acariciar la humanidad entera. Susurrarle “lo sé” porque solo es necesario que alguien más lo  sepa.
Y el hombre abandona el puño, y la mujer abandona al hombre.
Y la caricia encuentra en el papel lo que la piel no puede contener.

Aunque ahora no se por quién morir, por eso moriré por todos.
A veces quisiera ser de trigo. Para hacer algún bien.


Ahora voy a morir al cementerio de todas las aves.
Mi cuerpo en el suelo se unirá a la tierra y de mis hermanas aladas y de mi, nacerá un árbol, hermoso árbol que  durante los inviernos tendrá hojas y plumas invisibles en sus ramas secas. 

sábado, 9 de junio de 2012

... a tiempo

Todas las noches, me mudo del cuerpo. Viajo al silencio.
Allí… una vibración eterna me guía,  marcándome los pasos y los sueños. Por ella se cuando despertar o dormir.
Entre las nubes no percibo mi forma, soy un poco de oxigeno y un poco de luz.
El árbol se refleja en el agua y se recuerda, y me recuerda.
Lo veo reflejarse y te recuerdo a ti.

Todas las noches abandono este paisaje, al cerrar los ojos el mundo se invierte o se endereza. 

viernes, 8 de junio de 2012

Memoria espiritual

Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Esa que las hace llegar a tiempo a todos los cuerpos y a todos los caminos. Pero mis manos que no comprenden de estas vibraciones que siente mi espíritu, se refugian en el cuerpo, cansadas de ser aves en este instante mismo, se me han vuelto nidos.
Ahora espero que otro tenga la intuición de la muerte y de la vida, y que cansado de estar preso caiga en mis manos para ser concebido, porque nacerá de mi, como del cielo nace el astro para callar al frio y a la sombra de los árboles y  ríos. Sera un dios y un ángel, será un gran hombre y un pequeño, tan solo será un hombre y un niño.
Tengo en mi el paisaje, la palabra y el sonido, puedo callar y desaparecer y aun seguiría en este mismo sitio, al mismo ritmo.
Tengo la misma intuición de la muerte y de la vida. Presiento tu nombre, conozco tu rostro, adivino tu energía. En algún lugar del polvo y las bibliotecas antiguas, tus ojos encontraron a los míos. En algún lugar del tiempo infinito, fuiste parte de mí, como lo fue mi padre, como lo fueron mis otros hijos. Ahora mis manos solo tienen la memoria espiritual de saber que te han conocido. 

Sagrada tristeza.

Tengo ojos para mirar
Ay sagrada tristeza, ¿dónde ir para huir de ti?
Tengo ojos para soñar
Ay sagrada tristeza que nos encuentra.

Tengo un sol dentro de ti, como si fueras mi paraíso particular.
Tengo ojos, que no ven…
Tengo manos que ya no sienten…
Tengo espíritu, pintado de verde, con sombras azules y  amarilla luz.

Tengo ojos y una sagrada tristeza que me convierte en mar,
Arena y piedras, mientras olas inmensas golpean mi cuerpo la noche entera.

Ay sagrada tristeza, ¿me vienes a visitar?
O, ¿nuevamente pasaras una temporada en mi casa y harás de mi corazón tu platillo favorito?
Sé que cenaras de mí  todas las noches.
Ay sagrada tristeza, tristeza bella que modificas los paisajes al ritmo de tu letanía
Y el aire es más aire, y el cielo es más cielo, y el silencio es como un árbol habitado por pájaros grises que no quieren volver a volar.

Me traes a mi amor tristeza, tú siempre actúas de forma similar a las tormentas… me cuentas sobre sus ojos, me enseñas su rostro. Dejas que su voz me envuelva. Luego pasan los años sobre mis días, luego pasa la vida.  La ciudad cambia, la casa cambia, el cielo lleva más humo y las calles más motores. Aun recuerdo los otros árboles, los musicales y hermosos. Ningún paisaje los tiene ahora, porque me falta un cuerpo, me falta un sueño y  me faltan tus ojos para mirar y mirarme, para reafirmarme en el tiempo, para saber que no me he perdido dentro del espacio y que estoy aquí y ahora por una razón más bella y más simple de lo que creo. 

martes, 5 de junio de 2012

Tan simple como vernos directo al espíritu.

No iré hasta ti con la palabra común, o el cuerpo de siempre
Porque hasta ti se llega como la luz a prisa y sin necesidad de ir corriendo, solo debo dejarme fluir en las corrientes naturales del espacio y el tiempo, como si me  permitiera deslizar  por lo invisible, por la secreta red hilada en sueños y recuerdos.
No iré hasta ti con la palabra común o el cuerpo de siempre, te diré solo palabras antiguas y de fuego.
Convocare a las dioses a mi boca, y desde mi se abrirá el cielo, el rio vital en el que nacen las aves y los peces.
Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.