Ayer de tus manos se desprendió el hilo que nos unía, no fue porque tú lo soltaras, fue porque jale tanto de él, como si al hacerlo tratara de rescatar mi alma de algún abismo. Al recobrar el hilo, me envolví en él, y mi piel reapareció en el mundo.
Ahora soy de nuevo la india, la mujer de piel tostada, de talones rasgados, aun aulló triste en mi sombra, aun sobre la piedra busco mi lugar sobre el mundo… y ya sé que en mejores ojos se hizo la noche, pero los míos son las peceras para los seres de las nubes.
Ahora soy de nuevo la india, la mujer de piel tostada, de talones rasgados, aun aulló triste en mi sombra, aun sobre la piedra busco mi lugar sobre el mundo… y ya sé que en mejores ojos se hizo la noche, pero los míos son las peceras para los seres de las nubes.
El ángel ajusta el arco, afila las flechas, enciende el fuego, y nos mata uno a uno. Somos como esos patitos de las ferias cayendo ante los ávidos disparos de un niño macabro y experto. El ángel es hermoso, y verdadero, goza de piel y de vida, fluorese en el silencio, sus alas hechas de las aves que ya no existen son transparentes como mis sueños.
Soñé que mi cabello era muy largo, como el de alguna princesa. Desperté recordando que jamás me he sentido como aquella... la de mi sueño y no tuve más remedio que invocar a las criaturas del mar para que se beban los restos de su morada desde mi, porque no soportare un día mas abrir tantos caminos de sal desde mis ojos.
No me han tratado jamás como a una princesa, ni mis buenos modales, ni mi vestido pudieron darme una simple corona para que los hombres me vean, siempre me han creído más fuerte y me han llamado para la guerra. Se acudir a las tormentas y tomar la mano de los hombres que temen a su propio eco. Pero no he recibido de sus manos el trato hacia una princesa, solo el salvaje tacto de las bestias.
He esperado la caricia sobre mis manos, he buscado la mirada que me encuentre. He creído en la voluntad de las luciérnagas de alumbrar en la selva entre peligros y bestias, he callado por oír la voz de los dioses a lo largo de vidas enteras, pero no he sentido llegar a mi alma, a esa mitad perfecta, solo he confundido las señales de las estrellas.
… y ahora, como una hembra asustada aulló y gimo sobre la piedra, busco un arma en el bosque, el antiguo metal forjado por la mano de los hombres para abandonar este cuerpo. Se acerca año nuevo en las ciudades, en el campo y en los arboles solo aves que emigran muestran el correr del tiempo. Me quedare, como se queda la luna rondando el cielo, esperando por el ángel, por el astro y por el hombre, o solo por alguna mirada que me reconozca como un pez ahogándose en el cielo.
Sólo pasaba a saludarte y desearte unas felices fiestas querida Amiga..
ResponderEliminarHoy deseo para ti que la dicha no suelte nunca tus manos..
Te envío mi abrazo
de corazón a corazón..
Dani..