Para el poeta decir “Pájaro” es igual a decir vuelo, herida abierta, libertad, incluso cielo o fuego.
Para la mujer decir “pájaro” es decir mujer sedienta, mujer hambrienta, mujer presa, mujer fuerte.
Para mí, que nada se de las palabras, nada de sus letras, para mí que sólo se de espíritus salvajes volando por el cielo, volando sobre un campo, o sobre una ciudad oscura y casi muerta. Decir “pájaro” es decir mi propio nombre y ver como la criatura se acerca. Es decir mi propio nombre, y ver como la criatura se aleja.
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