viernes, 29 de octubre de 2010

Preludio

Lo he descubierto, ahora está sobre mi piel y llega a  todos mis sentidos, esta forma de parir las emociones en verbos, en letras que parecen paisajes de sombras, de luces de colores amarillos.
Y el cielo se recorta en el paisaje, surge entre las montañas oscuras, este sol furioso.
Ya lo he descubierto, la herida del día no es la noche y no es la luna el ojo del universo, por el cual los dioses nos observan, no son las nubes los espíritus vivos de todos los muertos y no son los ríos las serpientes liquidas que circulan la tierra.
ahora que sé estas cosas, mi sueño las confunde con las imágenes oníricas que siempre me perturban, las imágenes que me rasguñan el alma desde los sueños, imágenes de filos, de espadas, de dagas, de cuchillos, imágenes de colmillos, de lenguas de fuego sobre mi piel seca, imágenes de garras, como ramas que se quiebran sobre mi cuerpo, imágenes de infiernos y desiertos, imágenes de tormentas y lunas ahogadas en charcos donde también flotan peces, ¡oh mis peces! mis amados peces, los dorados diminutos, los pequeños como burbujas de brillos, casi como insectos, ahora sobre el agua, y el fondo oscuro, ese fondo oscuro como entrañas que gruñen desde el interior de la tierra.
Ahora las nubes solo traerán tormentas, no harán figuras mágicas sobre el cielo.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.