El alma sabe, siempre persigo esa forma, esa idea. Se ha convertido en mi bandera, sin embargo se me estropea la piel y la fe en el recorrido.
El alma sabe me repito, mi espíritu que es mi gran energía me guía Pero siempre acabo de la misma manera, la piel rasgada, el corazón oprimido, y esa oscura sensación de no ser lo suficientemente buena.
A ese otro paisaje, le di la espalda. La maquina, el tiempo, el mundo. Todo me persigue. La bestia me acompaña.
A ese otro mundo le tengo un temor respetuoso. Me alejo sin dar batalla.
ALEA IACTA EST!
Que el clima y la suerte me lleven a mi ultimo refugio en la tierra.
viernes, 5 de octubre de 2012
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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.
Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.
Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.
Leyendo un poquito…
ResponderEliminarDesolación. Creo que eso es lo que nos pasa. Comparto ese sentimiento, lo sabes. Quizá la compañía y el rumbo nos acerquen al refugio.
No todos los retiros son derrotas, el saber nos compromete.
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