Nuevamente veo a los hombres acercarse a la fuente. Algunos se conforman con el perfume del aire, otros se atreven a pedir deseos mientras descubren las voces invisibles de los pájaros.
Vi una vez un hombre sorber de la fuente silencios y palabras, sueños y deseos como cielos de tarde de verano.
Aquí no es abril ni es diciembre, no hay tiempo ni relojes mudos. Algunos duendes destejen las nubes de sus barbas. Algunos demonios lloran sus infiernos privados, mientras tratan de parecerse al resto de los hombres condenados. También vi algunas brujas caminando por la plaza y un caballero sonriéndole a la muerte en un reflejo del agua.
Vi una hermosa mujer hablar con las paredes, la vi callar al oír que le contestaban. ¿Pueden la humedad y las grietas de una pared muda doler más que cualquier palabra?
Anoche, soñé lo que antiguos poetas han soñado. Soñé que me amabas.
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