martes, 28 de febrero de 2012

Respirar.

Aprendí a emigrar como lo hacen las aves,  buscando el amanecer viajo durante toda la noche. Voy con los ojos cerrados flotando en el aire, chocando a veces con los arboles o abrigándome en las luces de los faroles. Aprendí a emigrar también durante el día, cuando alguna mala energía me cambia el clima y me nubla todo, entonces voy con los ojos abiertos mientras intento aliviar la tormenta que se despierta en mi pecho. Salgo despedida desde mi boca, soy como una pequeña burbuja transparente esperando no estallar antes de alcanzar las nubes. A veces el aprendizaje me cuesta mucho tiempo, me toma mucha energía y creo no poder lograr mi meta, pero mi espíritu tira de mí como un cometa, yo apenas soy la sombra que sigue su vuelo.

En esta hora he logrado saltar tres veces de tres distintos problemas en mi mente: la soledad, la decepción y la tristeza. Ahora trato de ver el reflejo de la luna en el estanque, me inclino sin miedo a caerme. La profundidad liquida tiene la magia de todo el universo. En esta hora he logrado superar algunos miedos, puedo morir o trascender esta noche, mañana el alba seguirá siendo el paisaje más bello. Respiro, comprendo, sonrío, me elevo. Todo el mundo es un pez que nada en mi cabeza. Respiro, comprendo, sonrió, me elevo. Nuevamente he amanecido después de la tristeza. Respiro, comprendo, sonrío, me elevo. Estando en el aire, la libertad es la sensación de no tener cuerpo ni problemas, ni lazos que me sujeten a la tierra.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.