Lo que tú no sientes en el aire.
Lo que no percibes en la distancia.
No puede ser explicado con palabras.
Tal vez si callas conmigo.
Si tu silencio se acerca a mi silencio.
Podamos oír el océano interior.
Talvez cuando dejes de buscar volcanes y tormentas.
Y luces estallando violentas en el horizonte.
Quizás sientas esa energía que fluye como el magma.
Que la da vida a tu interior.
Y cuando dejes tus relojes, tu corazón te dirá la hora.
Y cuando dejes, tus errores y tus heridas.
Abiertas sobre el agua.
El aire cicatrizara las profundidades.
No vistas la superficie, no la perfumes, ni la decores.
Deja que tu espíritu te de la única tunica necesaria.
Para comunicarte, para sentir.
Desde el interior del universo.
Llegan estos hilos de luz hasta ti.
Los mismos que llegan a todos.
Los mismos que llegan a mí.
La única diferencia, es que esos hilos.
Cuando te callas, cuando te aquietas.
Cuando te calmas.
Tienen la sagrada melodía de sentir.
La sagrada melodía de vivir.
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