Ya regreso de pensar que todo esta perdido.
Y regreso de acurrucarme en aquel sonido de campanas.
No se cuantas horas fueron marcadas.
¿Esas cosas… tienen sentido?
Regreso de pensar, que todo esta perdido.
Ese aroma de café de la mañana.
El ruido tan frágil de las tazas.
Cada choque de porcelana, ahora me clava en el alma.
Una herida en forma de estrella de la distancia.
Pero ahora regreso de pensar que todo esta perdido.
Que no tuve más que un principio.
Y a mitad de cuento, el resto del elenco de mi vida dijo basta.
Y esto se convierte en un monologo de penas.
No quiero esto.
Por eso regreso.
Regreso de pensar que todo esta perdido.
Me sumo a la comedia cotidiana.
Algo aun duele sobre los labios.
Algo… duele en las manos.
¿Será la línea de la vida?
Y regreso, por las vías solitarias.
No hay cuerpos… con pasajeros verdaderos
En los trenes fantasmas.
Solo fantasmas.
El ave de la noche aletea entre las ramas.
Más sombras para mi casa.
Pero yo regreso.
Me voy.
Te dejo.
Yo regreso.
Te dejo sobre la cama, el cuerpo de mis caricias.
Te dejo sobre la mesa el desayuno, aun esta tibio.
Yo hasta aquí puedo con el sueño.
Necesito dormir el alma.
Hasta aquí pudo volar mi silencio.
Y hacer música en tu ventana.
Pero ahora.
Regreso de pensar que toda esta perdido.
Encuentro en mi camino, de vuelta.
Una pluma de ruido.
Sobre el árbol de manzanas.
Una hoja de olvido, en el patio de mi casa.
Una razón para alejarme de estos círculos, y decir basta.
Hoy regreso de pensar que todo esta perdido.
Aun mientras camino sobre las vías.
Aun mientras veo el tren acercarse.
Aun, mientras te veo, siento que extraño el mar de tus brazos.
Para mi sueño de agua.
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