Por que te acercas y me disparas tus ojos.
Y herida de miradas de agua me alejo.
Herida de miradas de fuego, sobre los hombros, sobre el perfil.
Sobre mi anhelo.
Por que te acercas y me disparas tus ojos.
Y soy el blanco de todas las bombas de tus manos.
Porque en mi vientre se abre el campo.
Donde aterrizas tus naves.
Tu boca un ave de acero.
Aletea el cielo de nubes y mares.
Tu boca me abre el deseo.
Desde su lengua navaja de hielo tibio.
Húmeda voluntad de permanecer inmóvil a tus ataques.
Y se detuvieron tus ojos.
En mis ojos.
Tus parpados sonrientes a mis parpados.
La luna nos abrigo de noche.
Tus brazos me abrigaron de instantes.
En cada segundo el susurro del tiempo.
Circulaba lento entre mi cuello y mi cuello.
Dos cisnes en combate.
Cuando tu mano se aleja del contacto de mis senos.
Cuando tu mano se desprende de mi cuerpo.
La piel del mundo se eriza, recobro el frío y el fuego.
Cuando tu boca se abre sobre mis labios.
Y sonreímos sin mirarnos.
Cuando respiro el perfume de tu espíritu.
Desde tu boca o tus ojos.
Desde los labios más celestes del cielo.
Mi boca se vuelve de agua.
A la sed de tus besos.
Mi boca se vuelve río.
Para que respires desde la selva de tu aliento.
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