jueves, 27 de mayo de 2010

Dinamitado de silencios



Todo es un desorden.

De letras, de ruidos, de hojas secas en el piso.

La decoración natural impuso la moda de otoño.

Frío, dorados, abrigos.

Soledad y tardes de nostalgia húmeda en los cristales.


No hay suficiente abrigo.

Las estrellas tienen ese frío de siglos

Que no logramos abrigar solo con la mirada.


Algunas caen congeladas,

Y creemos que son fugases pero caen eternas.


Caen, fisuran el cielo, y parte de nuestra mirada con ellas.


Todo es un desorden, mi casa esta minada de silencios.

Cada paso que doy estalla uno nuevo.

Me detengo observo el desastre de la nueva explosión,

Respiro las ruinas de mi mundo interior.


Todo es un desastre.

La vida en el borrador de mis sueños.


Ayer camine el puente de la muerte,

A cada borde palpita la vida.

No hay bestias, ni dragones de fuego.

Un par de brillos, algunos jilgueros.

Un árbol amarillo.

Un puente de piedras, un olivo.


Siempre es bueno decir… un olivo.

Es malo solo porque rima con olvido.

Rosal, rima con sangre, en las espinas.

Que nuevamente riman con la muerte.

Porque nadie soportaría en vida,

Un camino de espinas.


Todo es un desastre, el dolor, el amor.

La pausa, el reposo.

Los ríos en los rostros.

Los peces en la boca.

Una mano, recorre mi cintura, no es la tuya.

No me importa, tengo frío, estoy cansada.

Morir es una profecía tan cierta, que desconfío de ella.


Otra vez pise un silencio

Levantare mi pie descalzo, y veré como estalla mi cuerpo.

Mi espíritu desde la ventana, me mira.

No sé si llora o se ríe,

Si canta una canción de despedida o me maldice.

O si mi espíritu, es solo una sombra del árbol de mis sueños.

Como un reflejo de ramas destruidas por el frío en el cristal.


Maldita moda otoñal, de ramas secas.


Anoche otra vez la estrella muerta de miedo por la soledad de su caída eterna.

Me preguntaba por que no le pido deseos.


Lo único que le pediría, es imposible de cumplir por una estrella.

Le pediría un trago de olvido.

Pero como recuerdo a fuerza de silencios.

Ella tan callada no me puede ayudar.


Cae

Cae


Estrella de la muerte sobre la oscura fractura del cielo.

La vida en esta casa es un desastre

No hay vecinos que se alarmen de los silencios.

A todos les molesta el ruido,

Nadie se alarmara por una casa muda.

Que respira sus dolores.

Y muere a ritmo de otoño, día a día noche a noche.

Mientras las estrella…


Cae

Cae


Fisura el cielo.

Algo en mi acompaña el ritmo de los dolores.

Y se fractura.

Se quiebra.

Nunca supe que era de cristal.

Hasta que me empañe en el frío de mi respiración lenta.

Y luego un sonido de la estrella tocando tierra.

Estallo mi cuerpo.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.